Pasamos un 90% de nuestro tiempo dentro de edificios: colegios, viviendas, oficinas, supermercados, comercios, centros de salud, etc.. El número de fuentes contaminantes en un espacio interior es amplio, variable y depende de diferentes factores. La calidad del aire interior es un término que se refiere a la calidad del aire dentro y alrededor del edificios y estructuras. Especialmente en lo que se relaciona con la salud y el confort de los ocupantes del edificio.
Normativa
La implicación de instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), ha hecho que se endurezcan las normas técnicas que regulan la calidad del aire interior. Entre las principales normativas, tenemos la UNE 100012, ‘Higiene en la red de conductos’, UNE 171330, ‘Calidad ambiental en interiores’ y UNE 173040, ‘Validación y cualificación de salas de ambiente controlado en hospitales’.
Además, la norma UNE 171330 -’Calidad ambiental en interiores’- establece la metodología de la inspección de edificios e instalaciones urbanas de cara a la prevención de riesgos ambientales para la salud pública. En 2013 se realizó una modificación del Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), que obliga a instalaciones de más de 70 kW a la revisión de calidad ambiental una vez al año.
Aproximadamente el 50 % de las grandes empresas españolas realizan auditorías del aire interior. Aunque aún solo un 6% disponen de un sistema de gestión de calidad de aire interior certificado conforme a la norma UNE 171330, según el último informe realizado por Aguirre Newman, G-advisory y Aire Limpio.
Razones para preocuparnos por la calidad del aire interior
- Los niños que viven en zonas con altos niveles de partículas y de NO2 ( dióxido de nitrógeno u óxido de nitrógeno) poseen hasta un 10% menos de capacidad pulmonar que los otros niños.
- Las partículas y el NO2 le costaron al Servicio Nacional de Salud y a atención social en Inglaterra casi 43 millones de euros en 2017. Se espera que este importe aumente a 1.600 millones de euros en 2025.
- Por último, en el Reino Unido, se estima que la exposición a largo plazo a la contaminación atmosférica por partículas tiene un efecto equivalente a 29.000 muertes al año.
¿Porqué es importante cuidar de la calidad del aire interior?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa de que el aire de los espacios interiores puede llegar a estar de cinco a diez veces más contaminado que el aire exterior.
Así mismo, hay que tener en cuenta que no cuidar la calidad del aire interior en oficinas, centros de trabajo y/o edificios públicos, puede ocasionar en empleados y visitantes problemas de salud muy variados. Entre ellos, desde una simple fatiga o molestia, a síntomas de alergias o infecciones, entre otros más graves.
Los contaminantes presentes en el aire interior de espacios cerrados con presencia y afluencia de personas pueden ser de 3 tipos (Contaminantes Químicos, Contaminantes Físicos y Contaminantes Biológicos) y dependen de la actividad que se desarrolle en el interior de estos ambientes.
¿Qué causa la mala calidad del aire interior en una vivienda?
El aire contaminado de espacios interiores tiene distintas causas, desde los materiales que componen un edificio hasta las personas que se albergan en él. Cualquier detalle puede hacer que la calidad del aire empeore.
- La presencia de personas que, al respirar, expulsan C02 que se concentra en el ambiente.
- El uso de productos con olores fuertes o tóxicos como los productos de limpieza.
- Los materiales de construcción que pueden resultar tóxicos, como las pinturas o el amianto, por ejemplo.
- Las actividades que requieren del uso de agua caliente, como cocinar o ducharnos, que hacen que la humedad del aire sea excesiva.
- Los virus o bacterias que no apreciamos en el ambiente y provocan enfermedades.
- Las acciones que generan humo como fumar o el humo de cocinas y hornos.
Cortesía Airzone
¿Qué causa la mala calidad del aire interior en edficios?
- Materia Particulada: Incluyen polvo, humo y humo de tabaco, polen, descamaciones en la piel de animales, partículas generadas a partir de aparatos de combustión. Por ejemplo: estufas de cocina, y partículas asociadas con pequeños organismos como ácaros del polvo, moho, bacterias y virus
- Contaminantes Gaseosos: Procedentes de procesos de combustión. Se incluyen las fuentes de calentamiento de combustible sólido con ventilación insuficiente, bombonas de gas para cocinar, humos de escapes de vehículos y humo de tabaco. También provienen de materiales de construcción, muebles, adhesivos, pintura y barniz, productos de limpieza y pesticidas.
- Contaminación ambiental: Los contaminantes externos, tanto los humos emitidos por los vehículos como la contaminación industrial pueden penetrar en los edificios. También existe el riesgo de contaminación por gases naturales como el radón.
¿Qué efectos tiene una mala calidad del aire interior?
La presencia de dichas fuentes de contaminación son principal causa de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Generan irritación en ojos, nariz y garganta. Pueden provocar mareos, dolor de cabeza, pérdida de coordinación y náuseas. Otro tipo de enfermedades provocadas por la mala calidad del aire interior son el daño hepático, renal y del sistema nervioso central incluso cáncer.
Todo lo anterior pone de manifiesto la necesidad de garantizar una adecuada calidad del aire. Y no sólo eso, la importancia de respirar aire puro. Una necesidad que, la actual situación de pandemia por el COVID 19 ha puesto de manifiesto y a la que todavía debemos de dar respuesta.
Porque cuando hablamos de contaminación microbiológica, estamos haciendo referencia a la presencia de virus, bacterias, hongos y protozoos microbiológicos suspendidos en el aire que pueden causar enfermedades. Y parece ser que la OMS advertía de esta amenaza desde hace tiempo cuando afirmaba que los ingresos por pacientes infectados crecían entre un 5% un 10% cada año o que las infecciones intrahospitalarias afectan anualmente a más de 1,4 millones de personas. Datos que no permiten bajar la guardia ante enfermedades que inicialmente no eran alarmantes y que posteriormente se extendieron llegando a niveles de epidemia. Ejemplos como la gripe aviar, el ébola o el actual COVID-19.
¿Cómo mejorar la calidad del aire interior?
Para conseguir una correcta calidad del aire interior hay que actuar en cinco áreas: ventilación, eliminación de los contaminantes del aire, higiene de los sistemas de climatización, control de fuentes contaminantes y control de las instalaciones de climatización.
Existen distintos métodos para purificar el aire de los espacios cerrados, pero no todos son eficaces en todos los ambientes. Es necesario tener en cuenta los pros y los contras de cada uno y, sobre todo, el lugar donde se encuentra el edificio.
Abrir las ventana
Una acción tan sencilla como abrir las ventanas de casa o de la oficina, crea una corriente que puede mejorar la calidad de aire.
Mantener en buen estado los sistemas de climatización
Contratar a un profesional para revisar los sistemas de calefacción y refrigeración de nuestra casa u oficina evita problemas de salud. Los sistemas de aire acondicionado, por ejemplo, ayudan a mejorar la calidad del aire, ya que su funcionamiento elimina parte de las micropartículas suspendidas.
Además, utilizándolos adecuadamente y sometiéndolos a un buen mantenimiento. No solo se consigue un ambiente más limpio, sino que se reduce la transmisión de enfermedades por virus y bacterias.
Instalar un sistema de ventilación mecánica controlada
La ventilación controlada es otra de las soluciones tecnológicas para conseguir aire interior de calidad.
Por lo tanto, el aire que se introduce en el edificio se filtra previamente, ya que así se eliminan posibles partículas perjudiciales como el polen u otros alérgenos.
Además, pensando en el ahorro económico, es conveniente tener en cuenta que ya existen sistemas que introducen directamente aire caliente o frío, dependiendo de la época del año, evitando así tener que encender la calefacción o el aire acondicionado una vez que el aire del espacio cerrado se ha renovado.
Instalar un sistema de purificación de aire artificial
Entre los sistemas de purificación de aire, se destacan los cuatro más conocidos: la purificación de aire por ozono, la oxidación fotocatalítica, la radiación ultravioleta y la ionización.