Estrategias de gestión espacial público-privado para la prevención de contagios por COVID -19
En las últimas semanas, por fin la opinión pública y los medios han empezado a ser conscientes de la repercusión de los mercados de abastos minoristas en relación al contagio y propagación de la pandemia en el Perú.
A la luz del aumento de número de muertes, pareciera que, pese a las medidas de inmovilización social obligatoria, el número de contagios sigue en aumento. (3,394 nuevos casos en las últimas 24 horas) Es por ello prioritario contener aquellos focos potenciales de contagio, entre los que se han identificado 235 mercados de abastos en la ciudad de Lima. (Investigación GRADE).
Y no es de extrañar que los mercados de abastos se estén convirtiendo en uno de los principales focos de contagio. Porque en él confluyen todas las problemáticas que se convierten en incentivos para la propagación del coronavirus:
El mercado de Unicachi de Villa el Slavador. Fotógrafo: Fernando Algama/GEC
Grandes aglomeraciones incontroladas
En primer lugar, es normal que existan grandes aglomeraciones en torno a los mercados en pandemia. Debido a factores de hábitos de consumo y a los medios de los que dispone la población peruana para el almacenaje de bienes de consumo perecederos. Según el censo del INEI de 2014, el 50% de los peruanos se abastecían de productos básicos en los mercados de abastos, y a su vez, el 51% no cuenta con frigorífico en sus hogares (INEI 2017, características del hogar). Si combinamos ambos datos podemos entender por qué la población sale y se expone para comprar alimentos casi diariamente.
Condiciones higiénicas deficientes
En segundo lugar las condiciones higiénicas de los mercados ya eran más que cuestionables antes de la aparición de la pandemia por coronavirus. En el último censo de mercados de abastos del 2016, ya se ponía de manifiesto que El 66,6% de los mercados disponían de contenedores de residuos sólidos, y el El 59,0% no contaba con un tanque o cisterna de agua.
El mercado La Hermelinda Fotógrafo: Alan Benites
Dificultad de contención por parte de las autoridades
En tercer lugar, es muy difícil controlar estas zonas porque se necesitarían muchísimos efectivos. Debido en gran parte no solo al público comprador, sino también y fundamentalmente, por la gran cantidad de vendedores ambulantes que rodean todas las calles adyacentes de los mercados. Para Morales Sotomayor, la situación de la mayoría de los mercados de Lima ya era precaria e insalubre.
«Las calles aledañas e incluso los mismos mercados suelen estar repletos de ambulantes quienes, con justicia, buscan una fuente de ingresos para sus familias, poniendo en evidencia la ausencia de control, el caos y la falta de puestos de trabajo».
Mercados de abastos en Perú
Para poder dimensionar la problemática, es importante visualizar algunos datos de partida. Según el Censo Nacional de Mercados de Abastos (INEI, 2016), la mitad de los mercados de abastos del Perú se ubicaban en Lima. Experimentaron un gran crecimiento en la primera década del siglo veintiuno sin ninguna regulación efectiva. En 1996 su número ascendía a 549 y en el año 2008, prácticamente habían doblado su número: 1022 mercados. En 2016 los 1.232 mercados de abastos de Lima representaban el 47,2% de los mercados del Perú. La mayoría (91%), se trata de mercados minoristas (1.126 de los 1.232), con un total de 132.716 puestos fijos de venta.
También es importante entender que para cualquier medida que tomemos, habrá que conocer la configuración de los mercados de abastos, desde su morfología hasta sus sistemas de administración. Los puestos fijos por rubros tradicionales más frecuentes en Lima son de 3 tipos: la venta de frutas y verduras, los puestos que comercializan productos cárnicos (venta de carnes rojas, aves, pescados y mariscos), y los puestos de venta de abarrotes. La proporción de cada uno de los 3 tipos de puestos es semejante y cercana al 32% (INEI, 2016).
La forma de administración más frecuente en los mercados de abastos es la Junta de Propietarios (67%). Le siguen los mercados administrados por personas naturales (17%) y las Juntas Directivas (10%). Estos últimos podemos entenderlo como un subtipo de los de junta de propietarios. Pues son mercados que además de estar constituidos como cooperativas, tienen un órgano de gobierno que se elige cada año o cada 2 años. Resumiendo, en Lima, el 78,2% de los mercados son privados y lo conforman cooperativas de comerciantes más o menos organizadas, frente a un 3,3% de mercados municipales. En provincias, existen más mercados municipales, subiendo la media nacional a 25,4% de mercados públicos en el país.
ALGUNOS DATOS PREVIOS
Esto nos da una idea de que para tomar cualquier medida, será necesario idear sistemas de gestión público-privados que tengan en cuenta las estructuras organizacionales existentes, así como los perfiles de los diferentes agentes comerciales.
- Propietarios de puestos, mayoritariamente socios de cooperativas (los únicos visibles a efectos estadísticos)
- Comerciantes que alquilan el puesto a los propietarios pero que no tienen siempre el mismo poder de decisión dentro de la cooperativa.
- Alquilados sin puestos, ubicados normalmente en el piso del mercado con jabas y mercadería en las llamadas pampas. Tienen un espacio techado pero forman parte de comercio ambulatorio (el 25.3% de los mercados de abastos según INEI, 2016)
- Comerciantes que no tienen un lugar techado y que se establecen en las inmediaciones del mercado con puestos móviles o con mercadería en piso. Suelen pagar por el espacio que ocupan a mafias locales, en ocasiones vinculadas a las propias municipalidades. En el Censo de 2016 se registró que el 58,5% de los mercados tenían comercio exterior ambulatorio vinculado.
Cada perfil tiene unas necesidades y unos intereses diferentes. Por ello que cualquier medida debe tener en cuenta a todos los agentes implicados a fin de no ocasionar conflictos sociales. Estos agentes hay que entenderlos dentro de un ciclo de formalización comercial. Pues muchos propietarios actuales fueron en su día comerciantes ambulantes. Poco a poco y gracias a un inmenso esfuerzo, fueron ahorrando para alquilar un mejor espacio y terminaron asociándose en cooperativas formales.
Una oportunidad para generar un cambio significativo
Desde GRUPO AV (arquitectura verde), como consultora que viene realizando proyectos de mercados durante los últimos años, se ha elaborado un plan, del cual explicaremos sus principales estrategias. Todas ellas parten de un acercamiento multidisciplinario a la problemática existente con una mirada positiva. Queremos reforzar la idea de que esta puede ser una oportunidad para generar la semilla de regeneración de las condiciones ambientales de los mercados de abastos a futuro en la etapa post pandemia. Y así poder ocuparnos de esta asignatura pendiente.
Cualquier plan de acción debe tener esta mirada y abordar el funcionamiento del mercado como un ecosistema donde conviven muchas fuerzas contrapuestas. Las medidas de distanciamiento social, por poner un ejemplo, no se pueden llevar a cabo sin un plan de comunicación efectivo y sin una señalización de fácil difusión. Los conflictos sociales entre los diferentes grupos de formalización comercial que conviven en los entornos de los mercados de abastos pueden dificultar cualquier medida que se imponga de expansión a las calles adyacentes. Es importante tenerlo en cuenta e incluir una variable de intermediación social dentro del estudio.
En consecuencia, proponemos un equipo multidisciplinario que permita proponer soluciones contrastadas entre los diferentes especialistas. Y que cuente con el apoyo de las administraciones públicas como garantes de su aplicación.
Los tres ejes de acción para los mercados en pandemia
- 1.- Plan de comunicación
- 2.- Plan de seguridad, salud y gestión de riesgos
- 3.- Plan de gestión espacial
PLAN DE COMUNICACIÓN
Una de las formas de reducir el contagio es reduciendo la exposición. Si modificamos los hábitos de consumo, fortaleciendo las compras a distancia y la combinación con delivery, reduciríamos el contacto físico. Ya no tiene sentido en este contexto de coronavirus, (y seguramente tampoco si pensamos a futuro) que los compradores se paseen dando vueltas por todo el mercado por un laberinto de puestos con corredores mínimos, obligándolos a aproximarse entre sí, quieran o no.
Es por ello, que en función de los medios disponibles, se tienen que valorar las medias de posibles cambios de hábitos de consumo. Como la incorporación de pagos con tarjetas monedero en vez de con dinero (la manipulación de metal constituye un vector de contagio), o el uso del mercado sólo como centro de acopio y distribución. Se podrían preparar muchos pedidos previamente y que los consumidores sólo se acercaran a recogerlos.
PLAN SEGURIDAD Y SALUD Y GESTIÓN DE RIESGOS
La rápida diseminación de la pandemia en los mercados, no depende tanto de la resistencia del coronavirus SARS-CoV-2, si no de la elevada proporción de población asintomática infectada que transmite el virus. Para evitar que esta población sea vector de contagio, las medidas más eficientes son el distanciamiento entre personas no inferior a 2 metros, el uso de mascarillas y guantes, la limpieza y desinfección de superficies expuestas y el lavado frecuente de manos.
Deberá reforzarse la vigilancia para detectar clientes con posibles signos de infección a quienes se invitará acudan al médico y/o se auto confinen, mediante control de ingresos y toma de temperatura corporal. A medida de que se disponga de más test rápidos, los mercados de abastos podrían ser centros de distribución a modo de puestos paramédicos. Los comerciantes, deberían conocer su grado de susceptibilidad a infectarse mediante estos test rápidos.
El plan de gestión de residuos sólidos de los mercados de abastos deberá contemplar nuevos residuos (tapabocas de un solo uso, materiales plásticos en los que SARS-CoV-2 puede permanecer activo e infectante hasta 3 días, guantes desechables, etc.). El plan de limpieza y desinfección precisará de suficientes puntos de abastecimiento de agua e hipoclorito (lejía), en cantidades también suficientes
PLAN DE GESTIÓN ESPACIAL
El distanciamiento social requerido para evitar el contagio por el aire del COVID-19, nos obliga a replantearnos otras formas de organización espacial que sean compatibles con las actividades que se llevan a cabo en un Mercado de Abastos durante la pandemia. Todas las actividades, desde la carga y descarga, el almacenamiento, la distribución y el despacho, deberían obedecer a una nueva lógica de organización que evite las aglomeraciones y reduzca los contactos.
fases de actuación para la adecuación de los mercados a la nueva realidad de la pandemia:
Las primeras medidas de distribución y expansión espacial, deben ir enfocadas a buscar posibles zonas de expansión cercanas. Estos espacios pueden ser canchas deportivas, patios de colegios, parques, playas de estacionamiento, espacios feriales, o cualquier otra área abierta próxima que pueda adecuarse rápidamente.
Idealmente, estas áreas deberían ser las mismas que permitieran a futuro el traslado de todos los puesto del mercado para no parar la actividad comercial mientras se realicen las obras de adecuación futuras. Uno de los principales problemas que enfrentan las cooperativas una vez que apuestan por mejorar sus instalaciones mediante una construcción formal, es la de tener que parar su actividad mientras se realizan las implementaciones.
1.- DESCENTRALIZACIÓN Y EXPANSIÓN DEL MERCADO TRADICIONAL
Con la superficie actual que ocupan los mercados y la cantidad de puestos que albergan, muchos ya se encuentran en estado de hacinamiento. Así mismo, no cumplen con las medidas mínimas de pasajes y circulaciones que Indeci y el RNE establecen para Perú. Es por ello impensable, que dentro del recinto de los mercados existentes pueda entrar el mismo número de puestos actuales incluyendo medidas de distanciamiento. Si ubicáramos todos los puestos actuales cumpliendo medidas de Indeci, necesitaríamos casi el doble de superficie. Cumpliendo con las medidas de distanciamiento actuales del orden de 3 veces la superficie actual techada.
2.-GESTIÓN DE CIRCULACIONES Y ALTERNATIVAS DE DELIVERY
En el interior del mercado existente, se deberán situar los puestos suficientemente distanciados entre sí. Priorizando el giro de carnes y pescados que es el que más necesita el uso de agua. Se deberá estructurar espacialmente de otra forma el interior del mercado, con zonas de acopio por una parte y de despacho por otras, claramente diferenciadas y con protocolos sanitarios específicos. Se pueden aplicar las enseñanzas de la industria agroalimentaria de nuestro país. Muchas veces a bajo coste, son capaces de establecer anillos sanitarios bastante eficaces, simplemente mediante zanjas de desinfección para el calzado.
Todos los accesos deberán ser controlados y desinfectados, y seguramente no todo el público debería entrar a estas instalaciones, sólo los comerciantes y proveedores. La idea es convertir el espacio actual interior en un centro de distribución ordenada con zonas de transferencia de personas y protocolos claros para cada proceso. Los espacios tipo pampa que son espacios más abiertos y flexibles habría que considerarlos con vistas al ordenamiento de pedidos o zonas de almacenamiento y acopio ordenado.
3.- AUTORREGULACIÓN DE COLAS MEDIANTE SEÑALÉTICA Y APP
Si los compradores supieran cuándo es mejor ir al mercado porque hay menos gente esperando, y cuánto tiempo demora cada cola, se podrían autorregular solos. Esto conllevaría a su vez una menor necesidad de fuerzas del orden para controlar estos lugares. Es por ello que creemos que esta es una oportunidad para crear una red virtual de conexión entre consumidores y productores que favorezca la resolución del problema. Ya existen mercados que cuentan con su propia app de pedidos (Mercado de Surquillo).
Con el objetivo de poder aplicar la expansión del mercado actual de una forma ordenada, se propone clasificar los puestos en 3 grandes grupos asociados a 3 colores intuitivos.
1.- PUNTOS VERDES
Frutas y verduras ubicados en la expansión menos expuesta al sol y con ventilación.
2.- PUNTOS ROJOS
Grupo de Carnes, a ser posible se instalarán dentro del mercado actual por requerir de puntos de agua. De no ser posible se tendrán que habilitar techos temporales.
3.- PUNTOS AMARILLOS
El resto de productos alimentarios, abarrotes mayoritariamente. Los puestos de mercería no deberían estar abiertos por no constituir bienes de consumo de primera necesidad
La proporción de estos 3 grupos se corresponde con la organización por giros habitual de cualquier mercado de abastos. Esto facilitaría la comunicación y la gestión con los agentes implicados, porque los giros ya suelen tener un responsable asociado que conocen a todos los comerciantes de su área.
Los puntos que se han comentado, se marcarían en el piso mediante pintura, distanciados cada 2m. Cada persona se desplazaría sólo de círculo en círculo como se han realizado en mercados como el de Piura. Con la diferencia que su numeración y color podrá orientar fácilmente a los consumidores y reducir los tiempos de espera, y que a su vez toda la información física podrá consultarse en tiempo real mediante la aplicación del mercado.
Conclusiones
En esta emergencia se han emitido protocolos para implementar en supermercados, pero estos no son exportables a los mercados de abastos. Hasta el momento no se han abordado estrategias realistas para evitar el nivel de contagio en los Mercados de Abastos Minoristas, pese a ser uno de los principales focos actuales de contagio.
Es necesario abordar un plan de actuación integral, desde diversos puntos de vista concurrentes para no caer en propuestas ingenuas o de difícil aplicación. Y es importante que estas propuestas creen una red de comunicación y de infraestructuras que contribuyan a la regeneración futura de los mercados. No perdamos esta oportunidad que tenemos de mejora y de modernización.
Gabriela Sanz, arquitecta. CEO Grupo AV – Arquitectura Verde
Equipo: Ana Guevara, Angélica De la Barra, Grecia Santillán, Jazmin Abadía, Jeffrey Smith, Maithe Nava.